sábado, 14 de mayo de 2016

ASEA El Papel del Sistema Inmunológico en la Sanación



Cosas que amenazan nuestra salud

Las infecciones son la causa más común de la mala salud y la muerte. Las toxinas que están en nuestro ambiente, junto con las toxinas que son creadas por microorganismos, también son causantes mayores de la mala salud.



Por supuesto que las heridas ocasionadas por accidentes, las quemaduras y la falta de oxígeno o la falta de nutrientes esenciales también tienen un papel importante. Si usted ha experimentado cualquiera de estos, entonces ha visto al sistema inmunológico en acción mientras se sanaba a sí mismo. A nivel celular, las bacterias y los virus atacan, y finalmente matan a las células. Las toxinas, quemaduras y lesiones, por su misma naturaliza dañan o interfieren en el funcionamiento saludable de las células. De hecho, el origen de todo lo que provoca una mala salud, puede rastrearse a unas células dañadas o disfuncionales.


Hay una causa de una mala salud que no es tan obvia pero si igual de letal. Hemos mencionado que el ADN que produce, regula y controla la maquinaria de nuestras células individuales, sufre daños y se repara constantemente. Con el tiempo aumenta la posibilidad de que el ADN sufra un daño que de alguna forma no pueda ser reparado. Para evitar la detección del daño y los mecanismos de reparación, como ya se ha descrito, dicho daño no debe de cambiar el equilibrio químico en la célula hasta un punto tal que pueda ser detectado. Simplemente hace menos eficiente la célula. Con forme las células inferiores se dividen y hacen copias de sí mismas, este daño en el ADN y su consecuente ineficiencia se propagan. Ésta es la causa del envejecimiento, de acuerdo con muchas teorías populares. Lo peor es que estas ineficiencias pueden causar un estrés oxidativo ligero, generando oxidantes en exceso ocasionando aún más daño y, a su vez, ayudan a acelerar el proceso de envejecimiento.

Esto se vuelve especialmente grave en los casos de que las mitocondrias sufren daños permanentes y quedan imposibilitadas. Ya que las mitocondrias son el almacén de los mensajeros de señales redox (los centinelas de la salud celular), una vez que dejan de funcionar la red de señales redox se desactiva y la célula no puede detectar adecuadamente el daño. Como estas células disfuncionales no son capaces de detectar ni de corregir su condición deteriorada, ni siquiera matándose, se vuelven “inmortales” y con el tiempo se deterioran más, empeorando cada vez más sin siquiera saberlo. Esto puede provocar una condición precancerosa que se conoce como displacía, y que debe su nombre a que los patrones regulares de lascélulas se ven desplazados e irregulares cuando se observan bajo el microscopio.

Los tumores puede comenzarse a formarse si una de las células disfuncionales se dañan al tal punto que no sea capaz de recibir los mensajeros normales de sus vecinos. Sin el control y la identidad que les proporcionan sus vecinos, la célula puede comenzar a dividirse de manera irregular. Si una de estas células se pone en verdad mal, pude comenzar a dividirse sin límites y volverse maligna. El resultado es el cáncer. Esto es especialmente insidioso porque el tipo de célula cancerígena depende del tipo de célula de la cual se originó, y del tipo de daño que haya experimentado. Por lo tanto, hay millones de tipos diferentes de célulascancerígenas posibles, que requieren muchos métodos diferentes de tratamiento. No hay una cura universal como tal para el cáncer, pero hay formas efectivas de reducir las posibilidades de que suceda: por ejemplo, minimizando la cantidad promedio que sufre el ADN.

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